De momento mi día a día entre semana está
siendo muy rutinario y aburrido. Me gustaría poder cambiar eso.
Hasta el
momento es este:
Por las mañana me estoy levantando tarde, como
a las 10 y después de desayunar
siempre intento hacer algo, o bien voy a la piscina de la urbanización o me voy
hacer recados o dar un paseo por la zona(justo enfrente hay un centro comercial). A las 12 y cuarto tengo que estar en
casa porque es la hora de comer. Entonces como con el niño y el padre o sólo el
niño. A la 1 empieza el trabajo hasta las 6. No siempre es así, a veces más
tarde con lo que termino también más tarde, cosas de ser au pair que hay que
ser flexible.
En estas cinco horas hacemos de todo:
actividades más al aire libre en el jardín (tienen un trampolín que da mucho
juego) o juegos de mesa más relajados como el “Pasapalabra”, “¿Quién es Quién?”
y estos días por ejemplo estamos todo el rato montando “Legos”. También le
encanta buscar videos o datos curiosos por el móvil.
Después de acabar solemos cenar todos: los
padres, el niño y yo. La hora depende, pero entre las 6 y 7. Luego suelo relajarme y hacía las 8 y
media/9 salgo a dar un paseo o
correr que hay una zona para eso en la urbanización.
El fin de semana es el que
disfruto y aprovecho para hacer cosas y socializar. Suelo salir el sábado después de comer y
llegar el domingo por la tarde/noche (me las he arreglado para pasar el finde
fuera de casa). En estos días trato
de hacer una balanza y realizar cosas turísticas y también planes más normales/casuales.
En resumen, por semana estoy totalmente
sola con la familia y tengo que hacer mis planes sola. Esto es lo que me ha
llevado a reflexionar sobre la soledad
que sufre la au pair.
Supongo que depende del caso, en mi caso
personal, vivo con mis padres y mi hermana en España, con lo que nunca
experimentaba soledad en mi día a día. No sabía lo que era sentirse sola y
querer socializar. La familia con la que vivo aquí, es muy independiente, tiene
su vida y yo no conozco a nadie con el que poder hacer planes por la zona. Aunque
intento hacer cosas yo sola, tampoco hay muchas cosas que hacer por aquí, en
una zona tan familiar. Además como ya he comentado vivo muy lejos del centro,
por lo que no me da tiempo a ir entre semana.
Antes de esta experiencia, me consideraba
una persona muy independiente en ese aspecto. Me encanta ir de compras sola y
disfrutó de los momentos que estoy conmigo misma. Las veces que he ido de viaje
nunca he echado de menos a mi familia, porque sabía que me la encontraría a la
vuelta. Este pensamiento que tenía sobre mí misma ha cambiado ahora con esta
experiencia y ya no me considero tan independiente.
Lo positivo, es que ahora me conozco mejor,
nunca me he derrumbado, ni he querido dejar de vivir esta experiencia, porque también
forma parte de ella, sentirse de esa forma te ayuda a conocerte a ti misma
y aprender a lidiar con cosas del día a día que en tu zona de confort nunca lidiarías.
Por eso, cuando vienen los momentos menos buenos, me motiva pensar en la
cantidad de cosas que me está aportando esta experiencia y todo lo que está
sumando en mí. También, en mi opinión es muy importante pensar que por
pocas ganas que tengas de salir y hacer cosas, hay que hacerlas para poder animarte, aunque sea ir a correr o dar un paseo. Ya solo haciendo eso, verás gente y te
distraerás.
Hasta aquí la entrada de hoy.
Nos leemos pronto.
:)